El desierto
El Sahara, el desierto cálido más grande del mundo
“Allí donde la tierra es seca, el alma es también la más sabia y la mejor”. Heráclito.
El Sahara tiene aproximadamente nueve millones de kilómetros cuadrados y es el desierto cálido más grande del mundo. Se extiende por Argelia, Chad, Egipto, Libia, Mali, Marruecos, Mauritania, Níger, Sáhara Occidental y Túnez.
Uno de los grandes atractivos que posee son las dunas estelares. Se trata de enormes dunas de arena que reciben su nombre de los brazos que se extienden desde un pico central, vistas desde arriba se asemejan a estrellas. Se crean debido a vientos opuestos que cambian de dirección.
Lo que conocemos hoy como el árido, caliente e inhóspito desierto del Sahara, en el norte de África, era una región de sabanas y praderas frondosas, con algunos bosques y el hogar de cazadores, recolectores. En él habitaba una gran variedad de animales, incluidos grandes mamíferos (Jirafas, Ñus, Hipopótamos y Gacelas entre otros). Había árboles y plantas, lagos permanentes y abundantes lluvias. Eso fue hace entre 5.000 y 10.000 años, un período conocido como el “Sahara verde” o “Sahara húmedo”.
A su proceso de aridez y desertificación, ha contribuido el fenómeno conocido como albedo o reflejo de luz solar, ya sea de la superficie de la tierra o del polvo que flota en la atmósfera y el alto contenido de partículas minerales en el ambiente.
Las más recientes investigaciones contemplan la idea de que los seres humanos jugaron un papel activo en la creación de las condiciones áridas que se encuentran hoy en el Sahara.
Hace 66 millones de años no era un desierto. En realidad era un mar, el mar de Tethys. Toda la costa norte de África estaba completamente inundada, y una gran masa de agua que fluía desde la costa de la actual Argelia hasta el sur de Nigeria dividía en dos el continente africano.
La superficie del desierto abarca desde grandes áreas de dunas de arena (erg) hasta mesetas de piedra (hamadas), llanuras de grava (reg), valles secos (wadis) y salinas. El único río permanente que cruza la región es el río Nilo, que se origina en el este de África y desemboca hacia el norte en el mar Mediterráneo. Algunas áreas abarcan vastos acuíferos subterráneos que dan lugar a oasis, mientras que otras regiones carecen totalmente de reservas de agua.
En cuanto a la vegetación podemos encontrar algunos arbustos aislados (tamariscos, acacias) especialmente en el lecho de los ríos. Los raros aguaceros pueden hacer surgir algún prado débil y temporal, el llamado acheb (área desértica con vegetación de tipo herbáceo y rastrero generalmente de corta duración y muy buscado por los nómadas).
La palmera datilera, introducida por los árabes, es indispensable para la existencia del hombre en los oasis. Los dátiles son un alimento muy energético, los troncos sirven para fabricar vigas, el follaje se utiliza para tejer cestas, cuerdas, esteras y el techo de las cabañas.
Respecto a la historia de los habitantes del desierto del Sahara, Saharaui, literalmente significa “gente del desierto”, es el nombre con el cual se conocen las tribus camelleras nómadas que tradicionalmente habitaban el área costera y semidesértica del norte-oeste de África llamada Sahara Español o Sahara Occidental. El origen del pueblo saharaui se encuentra en la fusión entre grupos árabes que migraron desde Yemen entre el siglo XI y el XIII de nuestra era con el grupo de nómadas berebere Sahjaha que vivía en el Sahara Occidental.
Después de un lento proceso de integración, en el siglo XVI surgieron diferentes tribus de religión islámica sunita y de habla hassanyia, un dialecto árabe con un sustrato berebere.
El conjunto de estas tribus es el pueblo saharaui. En su mayoría vivían nómadas, de la cría de dromedarios, cabras y ovejas, que les abastecían de comida (carne, leche de dromedario y cabra) completando su alimentación los dátiles, plantas, productos silvestres y pequeñas cantidades de cereales y legumbres. Se movían con sus campamentos y ganado según la presencia de pastos y pozos, dirigiéndose siempre en dirección al agua.
Durante los años sesenta del siglo pasado, bajo la colonización española, una parte de la población saharaui se asentó a lo largo de la costa, dejando su estilo de vida nómada. Sin embargo en 1975, como consecuencia de la ocupación del Sahara Occidental por los ejércitos marroquí y mauritano, alrededor de 70 mil saharauis escaparon de los bombardeos y se refugiaron en territorio argelino. Allí todavía esperan la aplicación de las resoluciones de las Naciones Unidas que les reconocen el derecho a la autodeterminación y el regreso a su país.
Hoy, alrededor de 160 mil saharauis viven en cuatro campamentos de refugiados, en un altiplano desértico llamado Hamada en el suroeste de Argelia, a 40 kilómetros de la ciudad de Tinduf. Una menor parte se encuentra en el Sahara Occidental bajo ocupación marroquí, y en Mauritania (país que salió del conflicto en 1979), Argelia, Islas Canarias y España.
Los refugiados viven en tiendas y construcciones de adobe, con problemas de abastecimiento de agua y comida. En una situación en que las necesidades básicas se ven cubiertas gracias a la ayuda internacional.
La organización política que representa a los refugiados –el Frente Polisario– obtuvo también el control de una parte del Sahara Occidental a través de una guerra de guerrillas que duró hasta el acuerdo de paz del 1991.
Esta parte oriental del país, conocida como “territorios liberados” por los refugiados, representa el 20 por ciento del territorio del Sahara Occidental. Se les conoce como “territorios ocupados”, y está separada del resto del país y del área costera, por un muro de 2.200 kilómetros de largo, protegido por miles de militares marroquíes y minas antipersona.